viernes, 15 de febrero de 2013


S.O.S. LLAMADO DE LA NATURALEZA


*Foto: Dickerson Camargo 


Desde tiempos inmemoriales la raza humana se ha enfrentado a peligros constantes. El riesgo de la salud por la contaminación ambiental es un factor inevitable de la vida. La probabilidad de sufrir daño es una cuestión de tiempo al que nos exponemos todos, y aunque las sociedades industrializadas hayan desarrollado capacidades para minimizar y evitar el riesgo, no es lo mismo en los países subdesarrollados. 

La esperanza de vida en el mundo industrial es un indicador de que se ha logrado reducir el riesgo de la salud humana y a vivir con mayor seguridad y de manera sostenible, asunto que no deja de ser una quimera, porque la vida moderna nos enfrenta a diario a riesgos. Bien vale decir unos cuantos: la basura, la contaminación del aire por la industria, falta de higiene en los mercados, fábricas sin planes serios de manejo ambiental, el agua potable, alimentos contaminados, derrames de petróleo, carbón, mercurio y otros elementos, problemas socioambientales producto y de la producción y contrabando gasolina en el caso de La Guajira y otros de los cuales ni siquiera nos enteramos.


De lamentable notoriedad son los basureros clandestinos. Éstos son el foco de enfermedades tanto visibles, invisibles o latentes. Toneladas y toneladas de residuos sólidos son día a día depositados o más bien regados en cualquier parte de las zonas rurales como en las zonas urbanas, estos van a parar a muchos de los cuerpos de agua dulce estacionarios o corrientes; estos últimos arrastran los residuos al mar en donde terminan por afectar de manera significativa la vida en estos frágiles ecosistemas.

 La lista de los impactos ambientales sería interminable. Según la ONU en su último y más contundente boletín sobre éste tema nos ubica en el 2050 en donde si seguimos con el ritmo de contaminación y presión sobre los recursos naturales actuales necesitaremos tres planetas para poder sostener a una población cada vez más y más consumista y que según los modelos económicos y educativos menos conservacionista.

¡El cambio es ahora queridos lectores! necesitamos políticas más reales y menos utópicas en el papel que es el material más resistente del mundo a mi modo de ver, porque aguanta con el peso de promesas y tratados internacionales de conservación que hoy por hoy no nos han llevado a nada concreto. Recordemos que el aleteo de una mariposa en América puede ocasionar un tifón en china o Japón, lo que hacemos en pequeña escala en contra del medio ambiente nos afecta a todos los seres humanos sin duda alguna, hablemos menos y actuemos más.

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